Este proyecto nos encanta porque tuvo lugar en un entorno que difícilmente hubiéramos imaginado. Se sitúa en la montaña, pero apuesta por un estilo de decoración urbano, con tonos grises y blancos como protagonistas. Algunos guiños nos transportan a la ciudad: el sofá de piel, la gran bodega de cristal entre el salón y la cocina y los elementos decorativos, sobrios y elegantes.
«El mueble del televisor escondía dentro un aparato de climatización que logramos integrar en la estancia y que luego disimulamos con unos listones de madera. ¡Nadie se había dado cuenta antes!»