El objetivo de este piso con familia numerosa era ganar luz y comodidad. Se trataba de una reforma difícil: hizo falta derribarlo entero y volverlo a levantar para poder satisfacer la larga lista de deseos de sus propietarios. Para ello decidimos abrir los espacios en la parte central de la casa y dejar pasar la luz natural. Con ello, sus inquilinos podían encontrarse en cualquier punto y disfrutar de las vistas de todos sus rincones. Además, en ese espacio colocamos una acogedora mesa para recibir invitados. Por último, diseñamos las habitaciones infantiles con una decoración atemporal para que estas no tuvieran «fecha de caducidad» y los niños pudieran hacerse mayores en ellas. Definitivamente logramos convertir su antigua vivienda en un verdadero hogar. ¿No os entran ganas de quedaros?
«El piso original fue construido en los años setenta, constaba de un largo pasillo y estaba lleno de espacios irregulares y ventanas estrechas. ¿A que nunca lo hubierais sospechado?»